Rosart: Pintura artística visionaria y sanación interior
Arte, sanación, desarrollo personal y espiritualidad.
jueves, 21 de diciembre de 2023
lunes, 31 de diciembre de 2018
OBRA ARTÍSTICA Rosa Mª Gallego
lunes, 30 de julio de 2018
Sanación de las raíces de la mente
- Sanación raíces mente - Obra de : "Rosa Mª Gallego" |
Las raíces de nuestra mente se fueron formando
desde nuestro nacimiento y el desarrollo de nuestra infancia básicamente, tomando
creencias heredadas o absorbidas inconscientemente del entorno, la adaptación
familiar y social. También incluyen
mecanismos de adaptación que esconden la “autotraición a nuestra autenticidad”
y como no, el dolor de nuestro “niño interior” por toda la programación que recibió
para su “domesticación”. Encima de estas raíces al convertirnos en
adultos fuimos construyendo nuestro árbol. Figurativamente cada rama de nuestro
árbol representa una creencia nueva introyectada en nuestro ser y así, año tras
año, el árbol va creciendo y tomando altura con cada nuevo acuerdo que tomamos. La base y la fuerza del árbol está en sus
raíces. Puede que las raíces del árbol posean parásitos que no dejan llegar el
alimento extraído de la tierra a sus ramas y poco a poco lo van consumiendo,
secando sus hojas, negándole producir frutos por falta de vitalidad.
En algunos momentos de nuestra vida podemos
sentirnos así, estancados sin florecer; pero si somos capaces de autobservarnos podremos descubrir de qué
está hecha la “jaula del estancamiento” y así poder liberarnos para poder
crecer y expandirnos. Muchas veces el estancamiento viene de actitudes,
hábitos, creencias, miedos, reacciones, negatividad
del pasado que están obstaculizando nuestro progreso como ser humano. Así
que el primer paso es OBSERVARNOS para detectar aquellas cosas que, en el
momento actual de nuestra vida, han quedado obsoletas y habrá que abandonarlas
y sustituirlas por otras. Tendremos que detectar a que ámbitos de nuestra vida
afecta y ponernos a revisarlos, para ver qué es lo que ya no funciona; revisar creencias que nos limitan y nos atan;
sustituirlas por otras que nos impulsen a amar la vida y cooperar con ella
ofreciendo nuestros dones innatos.
Cuando empezamos a trabajar sobre nosotros mismos,
aunque parezca mentira, nuestra mente subconsciente se pone a colaborar con
nosotros, percibe que estamos dispuestos a hacer limpieza mental y esto le
gusta porque vamos a aligerar su pesada carga. Nuestra mente nos mostrará en el presente retazos de pasado, para que
tomemos consciencia de cómo se han formado algunos hábitos, creencias,
reacciones… y también nos mostrará su efecto negativo, para que al tomar
consciencia de su negatividad o dolor, viendo su ineficacia podamos tomar nota
para sanarlo y sustituirlo por otro más positivo.
Para
desparasitar nuestras raíces sólo debemos estar atentos, observarnos y ver que
emociones se mueven dentro de nosotros y que creencias las sostienen. Hay creencias que son como muros y habrá que derribarlos. Toda creencia que crea infelicidad y negatividad
habrá que ser sustituida por otra que nos de vitalidad y positividad. De esta forma vamos desparasitando nuestro
árbol y recuperando la energía que estaba atrapada en la negatividad y la
regeneramos en positividad, aumentando nuestra vitalidad, diluyendo las sombras
con la luz que nos asiste. En una segunda fase podríamos conectar con la inteligencia del corazón, sin apoyarse en ninguna creencia, aunque esto es más difícil pues somos muy mentales.
Sólo la conexión con nuestro corazón puede traernos la auténtica felicidad; en su ausencia viviremos una ilusoria felicidad construida de ilusiones, que más tarde o más pronto se desvanecerá.
Sólo la conexión con nuestro corazón puede traernos la auténtica felicidad; en su ausencia viviremos una ilusoria felicidad construida de ilusiones, que más tarde o más pronto se desvanecerá.
domingo, 8 de noviembre de 2015
Ilustraciones de Rosa Mª Gallego
Ilustración: "El árbol de la vida"
Ilustración: "Renacimiento del Agua"
Ilustración: "Avivando Llama Violeta"
miércoles, 12 de agosto de 2015
Amor incondicional
Es ese amor que te
transforma.
Es ese amor que te hace
amar con comprensión.
Es ese amor que en
contadas ocasiones sentimos en nuestros corazones.
Es ese amor que no pide nada
y no excluye nada.
Es ese amor que está más allá
de lo humano.
Es ese amor que con su
silencio y su paz dan clarividencia a quien acaricia.
No encontraremos el amor
incondicional razonando o pensando sobre él. Este tipo de amor no se encuentra
en la mente. Está en nuestro corazón. Así, que para poder conectar con él,
tendremos que buscar puertas que creen esa conexión.
El amor incondicional
empieza por uno mismo: aceptarse y respetarse. Cuando aprendemos a realizarlo,
por extensión lo aplicaremos a los demás sin esfuerzo.
Una puerta para conectar con la energía del amor incondicional es: abandonar los juicios, para
sí mismo y para los demás, y sustituirlos por la pura aceptación.
Todo juicio crea un
espacio de separación, dependerá del tipo de juicio el tamaño de esta
separación, pero aunque fuera pequeña ya crea una cierta distancia por la que el amor se esfuma. La separación no puede abrazar el amor, es como el agua con el
aceite, no pueden unirse. Donde hay juicio hay ausencia de energía amorosa. Si
somos capaces, poco a poco, de darnos cuenta de que cada vez que juzgamos
creamos separación, iremos dando menos importancia a los juicios que nos
lleguen de otros y también iremos abandonando el hábito propio de juzgarlo todo
y a todos, porque esto nos aleja de la energía amorosa, que en lugar de
condenar, ejerce la comprensión de los hechos.
El amor incondicional
tiene amplitud de visión y ve a las personas de forma más global, no se queda
sólo con sus comportamientos o sus reacciones. Sabe que bajo las creencias,
hábitos y conductas egóticas de todo ser humano habita un alma que está
esperando unirse con las fuerzas espirituales, aunque no todos seamos
conscientes de este deseo.
La
segunda puerta es: el perdón.
El perdón nos permite poco
a poco conectar con la energía del amor incondicional, hasta que llega el punto en que
por pura amplitud de miras y comprensión, vemos que no tenemos nada que
perdonar: pues tan solo vemos actos de la inconsciencia de la imperfección de
la naturaleza humana.
La
tercera puerta es: el desapego.
Desapegarse del pasado, de
la historia personal, de viejos hábitos o conductas insanas, de los
victimismos, de creencias negativas que no nos dejan avanzar… de todo lo que ya
no nos sirve para avanzar. Desapegarse para convertirnos en seres libres que
irradian amor.
viernes, 31 de julio de 2015
LIBERARSE DE LA FRUSTRACIÓN: aceptar lo que es
Al igual que a nivel
interno es mejor no pelearnos con lo que vamos viendo, sino que es mejor
observar sin juicios, a nivel externo ocurre algo parecido.
La frustración nos puede
visitar cuando no conseguimos los objetivos propuestos, cuando no se cumplen nuestras expectativas,
cuando vemos recortados nuestros derechos, cuando surgen impedimentos a los
actos que queremos realizar… Básicamente podríamos resumirlo como un deseo
truncado o la pérdida de algo que teníamos y valoramos.
Cuando el resultado no es
lo que esperábamos tenemos sólo dos
opciones: aceptarlo y analizar las causas
de forma objetiva o frente a la decepción sentir frustración y quedar enredados
en la subjetividad negativa de los hechos. Está claro que la mejor opción
es aceptarlo, ya que no generaremos espirales mentales negativas, sino que tan
sólo sentiremos la emoción como energía pura, pero al no personalizarla
negativamente, su duración será corta. Nos hará reflexionar sobre los hechos y
tomar nota de posibles mejoras si las hubiera.
Aceptar que las cosas son como son, nos sitúa en una posición que
evitará el desgaste energético y nos dará capacidad de adaptación a la realidad
de la situación, de una forma más constructiva y resolutiva.
Si nos peleamos con lo que
es podría mermar nuestra autoestima, producir matices depresivos o ansiedad.
Durante el proceso de
maduración como persona, nos encontraremos con el aprendizaje de sobreponerse a la frustración: ya no nos servirá
quejarnos ni culpabilizar, sino que siendo conscientes de una determinada
situación, nos sobrepondremos haciendo una valoración de los
elementos presentes y ver si es posible
mejorarla haciendo algún cambio o sencillamente sólo aceptarla y saber adaptarse.
domingo, 5 de julio de 2015
HACER LAS PACES CON UNO MISMO: aceptar para transmutar
Hacer
las paces con uno mismo significa no pelearse más con las cosas que vemos
dentro de nosotros. No pelearse con el cuerpo, con las enfermedades, no
pelearse con el ego, no pelearse con las emociones, los pensamientos, el dolor
de nuestro niño interior… aceptar de entrada cualquier cosa que aparezca
en nuestro campo de consciencia. Aceptar es no huir de aquello que tenemos
delante, es afrontar, verlo. Aceptar es no entrar en estado de
rebelión, no escapar cuya acción y rechazo tan sólo lograrían
engrandecer nuestra sombra propia y colectiva. Aceptar es ver sin condenar,
pero eso no conlleva la resignación ya que buscamos una transformación en
nosotros mismos para crecer y evolucionar.
Hacer
las paces con nosotros mismos es ponerse en el papel de un detective e ir
viendo y siguiendo pistas en nuestro interior, para ver todo aquello que debe
ser transmutado. Es revivir parcelas de pasado que la memoria trae
a nuestro presente, para liberar las energías atrapadas que conllevan y
más tarde extraer cierta información que nos ayudará a crecer. Cuando esto
ocurra será recomendable no implicar en nuestros recuerdos dolorosos a quienes
nos rodean, ya que esto entorpecería o retrasaría su liquidación y podría crear
más confusión y podría alargar el período de malestar; mejor estar solos frente
al dolor y dejar que aquellas energías nos traspasen, sin retenerlas ni
rechazarlas, para que puedan desvanecerse. Hay que liberar energías, depurar creencias y cambiar conductas; si no oponemos resistencia el tiempo de liberación será corto, pero si nos peleamos o identificamos demasiado con lo que aparece y sentimos, podemos quedar atrapados en una duración más larga y agravada por mayor confusión. La aparición de ciertos recuerdos nos pone delante viejas estructuras, como para ser revaloradas y procesarlas o
desecharlas. Nos obliga a elegir entre lo que estamos construyendo en el
presente o volver a viejos hábitos antiguos, con las consecuencias que estos
implican. Nos muestra lo viejo frente a lo nuevo y, en este punto, tenemos que
elegir aquello que nos sirva para avanzar positivamente. Parece que la
progresión conlleva una cierta regresión que nos obliga a revisar experiencias,
actitudes, creencias del pasado, para asegurarnos de que no quedase algo
aprovechable, algo que todavía nos sirviese en el momento actual. Estas regresiones, que no son agradables de revivir, también tienen la función de traernos información de como se han formado y que consecuencias nos produjeron, de alguna forma están poniendo luz, para comprender nuestro pasado y trascenderlo conscientemente. Cuando atravesamos una crisis en nuestro interior se están produciendo
cambios que están desmoronando viejas creencias, que ya no pueden
sostenerse y hay que armarse de suficiente paciencia para saber moverse en
terrenos movedizos y mantener un mínimo equilibrio –el que nos sea posible, mientras aprendemos a diferenciar y
separar lo sutil de lo denso.
En ocasiones si la tempestad interna es muy intensa, quizás tengamos que buscar ayuda, porque el naufragio nos haya dejado sin asideros y nos sintamos a la deriva. Todo dependerá de la fortaleza que nos quede en aquellos momentos.
La mente humana alberga mucho dolor interno, parte individual, parte colectivo. Este dolor está formado por experiencias dolorosas reales, pero también por creencias erróneas y mentiras que nos hemos creído y aceptado como verdades, que nos hacen sufrir.
Hacer
las paces con nosotros mismos es ir creando una parcela de paz en nuestro interior,
que poco a poco se va ensanchando y ganando terreno hasta elevar nuestro nivel
de consciencia, para conectar con nuestra sabiduría interna.
jueves, 12 de febrero de 2015
X Premio de pintura y escultura Joan Bosch Boldú (en Barcelona)
"Esperanza": obra de "Rosa Mª Gallego",
seleccionada para el concurso
seleccionada para el concurso
X Premio de pintura y escultura Joan Bosch Boldú
Exposición
colectiva, de las obras seleccionadas para este concurso, que se realizará del 19
de febrero al 6 de marzo.
Inauguración el 19 de febrero a
las 19:30 h
BCM
Gallery
c/. Bailén, 134
08009 BARCELONA
sábado, 31 de enero de 2015
Ley de sustitución
Nuestros pensamientos son
como semillas, según sea la calidad de éstas darán frutos de determinadas
características. Si son positivos obtendremos mejor estado interno, si son
negativos crearemos desasosiego. Aprender a discernirlos es importante, ya que
nuestro estado anímico se verá muy beneficiado si optamos por los positivos e
intentamos contrarrestar los negativos; para ello podemos optar por la ley de sustitución eligiendo uno
positivo contrario al negativo. Por ejemplo si tenemos pensamientos pesimistas
y de incertidumbre, podríamos sustituirlos por: “ahora me siento seguro/a y
avanzo con alegría”, si creo que me falta simpatía: “soy simpática” o si estamos nerviosos: “estoy
tranquilo/a, tengo paz”. Seguramente al principio no creeremos lo que estamos
afirmando, pero no importa serán semillas que irán al subconsciente y, si somos
constantes, notaremos como crecen esos
pensamientos en nosotros y además sentiremos que se van convirtiendo en una
realidad, pasado un tiempo de haber trabajado con ellas. Muchas emociones
negativas son inducidas o alimentadas por los pensamientos negativos, así que
también mejorará nuestro estado emocional. Podemos elegir las afirmaciones sustitutorias desde
nuestro fuero interno o tomarlas de algún libro, si nos gustan y parecen
efectivas para la situación por la que estemos
atravesando. Es importante que se realicen de forma afirmativa, en presente y
recitarlas o escribirlas a diario durante un tiempo, para que arraiguen en nuestro subconsciente.
Los pensamientos son
veloces y estamos acostumbrados, más que a pensar, a ser absorbidos por ellos y
seguir su hilo de conducción de forma inconsciente. Pasamos de un pensamiento a
otro con rapidez, nuestra mente dialoga con nosotros o con otros, es infatigable en este
aspecto, es como si quisiera monopolizarnos. Necesitamos hacernos más conscientes
de la calidad de lo que circula en nuestra mente, para poder discriminar lo negativo, lo que daña nuestra autoestima,
lo que hace frenar nuestros proyectos, lo que no nos deja evolucionar y así
poder aplicar la ley de sustitución con el fin de cambiarlo.
La ley de sustitución es de fácil aplicación, sólo se necesita crear
el hábito de repetir la afirmación positiva a diario, durante un período de tiempo determinado. Seguramente
hasta que la sintamos como auténtica, cuando seamos capaces de identificarnos
con la afirmación y sintamos el beneficio de su efecto. Podemos hacerlo de
forma escrita, oral o mentalmente, pero si es importante instaurar una rutina
diaria, para conseguir que sea efectiva. Por propia experiencia puedo decir que
tras aplicarla con asiduidad y de forma escrita, he sentido una gran mejoría en
mi forma de pensar, produciendo cambios armoniosas en mi vida. Es un método
sencillo que puede proporcionarnos una mejoría de nuestra mente, produciendo
cambios externos, si somos constantes. Entre otras cosas nos ayudará a crear
más optimismo en nuestra vida. Quizás no sea la panacea para todos nuestros
males, pero nos aligerará el peso de la negatividad y nos sentiremos más
livianos en nuestro día a día.
Por último recordar que
Louise L. Hay en muchos de sus libros hace referencia a las afirmaciones
positivas y que en concreto en su libro “Sana tu cuerpo” tiene afirmaciones creadas para cada tipo de dolencia corporal.
Trabajando con ellas se puede eliminar la pauta mental que la ha creado y así
mejorar nuestra salud corporal.
miércoles, 7 de enero de 2015
La confianza
La confianza es un factor
importante que no deberíamos de olvidar, sino más bien alentar. Ella es la que
nos inspira día a día a proseguir nuestra senda. Incluso cuando el sol se
esconde, nos sostiene e impulsa hacia delante, hasta que le vemos brillar de
nuevo.
Podemos confiar en:
El proceso de la vida
En nosotros mismos
En nuestros proyectos
En nuestros sueños
En nuestra intuición
escuchando el corazón
En nuestros ideales…
Donde hay confianza es más
fácil hallar soluciones, porque hay la
sensación de que ya existen, sólo hay que encontrarlas o crearlas, pero en
nuestro interior tenemos la certeza de que aparecerán y porque creemos se
materializarán, a pesar de que en un principio desconozcamos como se
realizarán. Nos libera de miedos, porque nuestro punto de mira se centra en
solucionar y no nos quedamos atascados frente a un problema en sí y esto nos aporta positividad a cualquier situación. Nos da más fuerza para superar cualquier obstáculo que pueda presentarse.
Hace que estemos abiertos
a la solución, abiertos a nosotros mismos, a los demás, a la vida, al universo…
y esta apertura se convierte en una
especie de radar que captará aquello que necesitamos en nuestra vida. Si
confiamos en la vida ella nos responderá y en algún momento sentiremos su
abrazo, a pesar de que quizás tengamos que hacer frente a alguna dificultad.
La confianza contiene la
esperanza y la fe. La fe es creer en lo que
todavía no vemos, pero en lo profundo de nuestro corazón sabemos que es
realizable y ya hemos oído: que la fe
mueve montañas. La confianza es una energía positiva que nos hace seguir adelante,
en nuestro día a día, aportándonos optimismo, alegría y bienestar. Es como una
fuente de vitaminas anímicas gratuitas a nuestra disposición, tan sólo tenemos
que decidirnos a tomarla.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)